Cuando el príncipe heredero de Austria es encontrado muerto, la evidencia, según lo interpretado por el inspector Lestrade (Eddie Marsan), apunta a un suicidio. Sin embargo, Sherlock Holmes deduce que el príncipe ha sido víctima de un asesinato, un asesinato que es sólo una pieza más de un rompecabezas mucho más más grande y complicado diseñado por Moriarty.
Esta secuela parece seguir los mismos parámetros que su antecesora es decir, los géneros cinematográficos en donde la podemos encuadrar serían: acción, aventuras y misterio. Guy Ritchie parace no querer desviarse de los ingredientes que le dieron el éxito anterior, así pues, se espera una película entretenida para poder ver en familia.
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